domingo, 24 de mayo de 2015

Ámame

No me ames con calma,
con la mansedumbre de la paciencia.
No me ames desde tus bondades,
ni con las aguas más claras de tu conciencia.

No me ames como el posar de una mariposa,
con las miradas de una madre primeriza.
No me ames en claras mañanas,
de azules de acuarela y bellas rosas.

No me ames con cortesías nuevas,
con dulzura de bombones.
No me ames con sabores suaves,
ni con caricias a montones.

No me des nada de eso.
No seas las estrellas de mi cielo nocturno,
ni las olas de mis playas de desierto,
no seas quien inventa colores para maquillar mis grises.

No seas nada de eso,
No me lo des, si no apareces cuando el mundo duele,
si no abres tus alas cuando el viento sopla fuerte,
si no me buscas para guarecerte.

No me ames mansamente.
Ámame con piel quitada, con corazón en mano.
Ámame desde lo más crudo, desde el dolor y el llanto,
y también desde la alegría.
Ámame, completa y entregada.
Ámame viva y muerta, desgarrada y entera.
Ámame,
como yo te amo a ti,
como la rama que se quiebra
y se entrega a la suerte del viento.

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