jueves, 1 de octubre de 2015

Pedazos en el aire

Hoy sólo me queda de ti
un tonto bastón desastrado,
un par de dibujos de mano boba
y una agenda absurda con extraños teléfonos,
que el sentimiento y el tiempo han olvidado.

Hoy sólo me queda de ti
pocos recuerdos mezclados,
que se empeñan en seguir huyendo de mi,
que abandonan mi ser
y me dejan un cuento recortado.

Hoy sólo me queda de ti
arrancadas flores que caen al río, un par de veces al año,
escasas lágrimas que poco vuelven,
y algunas risas que aun resisten
aunque ya no son las de antaño.

Hoy sólo me queda de ti
algún gesto en mi propio andar,
y un puñado de recuerdos ajenos,
que saben gratamente sorprenderme
en boca de algún familiar.

Hoy ya no me quedan de ti
muchas cosas para guarecer entre mis brazos
sólo recuerdos y algunas señales,
que lejos de ser inmortales,
se escapan con el viento, haciéndose pedazos.

Nuestro amanecer

Cuando tu luz intenta aparecer,
mi pecho se inunda con tu miel
y si mi verso no encuentra una razón,
tu lo completas con tu voz,
con tu calor, tu florecer.

Y hoy comienzo a conocer
los mil girones de tu ser,
cual viento que arrastra una canción
al ritmo de mi corazón,
mi paz, mi propio enloquecer.

Y entiendo que a veces sin querer,
empaño tu dulce amanecer,
porque me olvido que mi Dios
tiene la forma de tu amor,
de tu fulgor, que es mi placer.

Será tu estrella a la vez
junto al azar y mi pretender
las que nos guíen con tu razón,
y mi aventurado corazón,
a un compartido alborecer.